Se viene el domingo y de seguro en muchos hogares es tiempo de convivencia con la familia, quizá te toque visitar a la tía peluches o el tío Cosa acuda a tu residencia para departir amorosamente con la familia, si es el caso usa estos datos inútiles pero grotescos en el peor momento, acabarás con la reunión pronto.
De momento no te dejan comer en paz o no puedes ignorarlos con tu teléfono porque a alguien se le ocurrió que la comida también sirve para escuchar lo que pasa por la mente saludable o enferma de cada uno de los asistentes.
No falta que tu tía comience a hablar con orgullo de tus primos, señalando lo bien que están o hacen al conseguir comprar tantas cosas, y tú debes morderte la lengua para no revelar el número de arrimones que debieron juntar para obtenerlas.
Así que mejor no te muerdas la lengua y guía la conversación hacia otros lados con estos datos inútiles e incómodos como para dejar a los comensales más pasmados que el Dr Hibbert al encontrar el cubo de broma que Homero Simpson le dejó en su vaso, en cierta fiesta.
1. El baño es nocivo para el alma
Durante buena parte de la edad media se creyó que bañarse era propio de casquivanas y pecadoras, porque es algo que solían hacer los paganos, así que las personas decentes como la Reina Isabel, evitaban bañarse a toda costa.
De hecho, se dice que la susodicha no se bañó más que dos veces en la vida, cuando había nacido y el día de su boda, cosa poco creíble porque de seguro la bañaban cuando era niña, pero lo que sí es verdad es que era para jactarse la ausencia del baño.
La próxima vez que te molesten para que te acicales antes de acudir a una cena o comida familiar diles que estás siendo decente y que no es que no te quieras bañar, sino que estás cuidando la salud de tu alma, para no ser una persona casquivana.
Que se bañen los mugrosos, diría Isabel la Católica, después de señalar la suerte que tienen los que no se bañan.
2. ¿Higiene bucal?
No, no es lo que estás pensado, no se trata de un examen de expresión oral, se trata de ver los hábitos de limpieza que hacen que agradezcas que no vivamos en ciertas épocas históricas, o que las películas no tengan aroma alguno.
El interés por limpiar es grande, y más si se trata de limpiar la boca, así que para después de comer puedes proponer que todos se laven como lo hacían los antiguos romanos… Con aguita amarilla.
Esa la de la canción, la que sale del cuerpo cada vez que tienes que ir a mi arbolito, o que debes decir orinita vengo.
3. Un «Miembro» para el museo
Rasputín fue un monje muy famoso en el siglo XX, se dice que influía bastante en las decisiones que tomaba la zarina Alejandra cuando se quedó al mando del gobierno de Rusia mientras que Nicolás II estaba en el frente de batalla.
Esto ocasionó que los nobles sintieran recelo, ya que la zarina casi siempre gobernaba bajo los efectos de la cocaína que se inyectaba en las mañanas. pero la culpa la debía tener el monje de personalidad bruja.
Así que los enemigos de Rasputín lo mataron, lo mataron, lo mataron y decidieron cortarle el miembro viril, mismo que sigue fascinando a las masas ya que está guardado en un frasco con formol y es exhibido en el museo del erotismo en San Petesburgo.
La pieza de museo mide 25 cm y si no quieres dejar de sentir asombro y asco mejor sigue leyendo.
4. Perros de dos cabezas
En la Unión soviética un médico se dedicó a hacer quimeras con los animales que podía, de hecho solía hacer trasplantes de órganos vitales como la cabeza para ver cuánto tiempo vivían y a qué se debía su muerte.
Se trata del Dr. Vladimir Petrovich Demikhov quien fue pionero en los trasplantes de órganos como el corazón, aunque también hacía experimentos que horrorizarían a cualquiera que ame a los cachorros, ya que solía pasar la cabeza y pantas delanteras de pequeños cachorros al cuerpo de pastores alemán adultos.
5. En Alemania hay una estatua de un hombre en autofelatio
En un edificio medieval de Colona, Alemania, existe una estatua de un hombre haciendo autofelatio, es decir, pasando tiempo consigo mismo y dándose con todo el amor del mundo los besos más indecentes que podemos imaginar.
Tal acto de flexibilidad sólo es propio de los grandes, y en este caso se representa al obispo Konrad von Hochstaden haciéndolo, por qué, la respuesta es ¿Por qué no? si eres escultor y tu mecenas te habla de un enemigo y muestra que desea insultarlo de maneras más duraderas que las mentadas dichas por Adame, de seguro una escultura colocada en un sitio discreto es la mejor opción.
Con esto último dejamos la lista de datos grotescos que arruinan la comida dominical de cualquier familia que te esté molestando, y aquí le dejamos por si quieres practicar flexibilidad.